Hemos constatado cómo nuestro entorno puede cambiar de un momento a otro y que el mundo está lleno de situaciones inesperadas que demandan el desarrollo de habilidades socioemocionales.
Tradicionalmente nuestra labor educativa se ha centrado, más que en estas, en las habilidades cognitivas de nuestros estudiantes pero, ¿también los hemos formado suficientemente para asumir y superar retos en la vida?.
Si hay algo que ha quedado claro con los recientes eventos asociados al confinamiento es que se requiere mucho más que transmitir información para ejercer nuestra misión de manera adecuada a las nuevas generaciones.
La clave está en prepararnos para proveer a nuestros muchachos de todo aquello que no está a un click en Google y eso es posible, sólo hay que cambiar el foco.
Entonces, es importante el desarrollo de las habilidades cognitivas, tanto como las socioemocionales.
Las habilidades cognitivas refieren a aquellas que nos permiten construir conocimientos, tomando como base lo que podemos recabar a través de nuestros sentidos.
Estas habilidades agrupan, entre otras, la atención, comprensión, memoria. Se identifican con todos esos conceptos que manejamos y nos hacen expertos en un área del conocimiento o en otra.
Nos hacen capaces de darle un buen uso técnico al lenguaje, así como tener orientación espacial, imaginación, razonamiento lógico matemático, etc.
Gracias a ellas mostramos talento para hacer análisis deductivos o inferencias a partir de una determinada información.
Solemos medirlas a través de mecanismos como test escritos u orales. De ese modo averiguamos cuanta información ha procesado el estudiante y almacenado en su memoria.
Ahora bien, es necesario equilibrar estas habilidades cognitivas con las socioemocionales.
¿Por qué?
Porque son la otra cara de la moneda.
Resulta que las habilidades socioemocionales, aunque no son tan fáciles de precisar, dotan a nuestros alumnos de un piso sólido que les permite sortear situaciones y salir adelante.
Los hacen capaces de manejarse de manera exitosa dado que pueden desarrollar una visión amplia, más allá del manejo de conceptos a nivel técnico.
¿Cuántas veces nos hemos topado con personas que saben mucho, que son expertas en un área específica pero que, tal vez, son conflictivas o tienen problemas para relacionarse con los demás?
No es un problema menor, este tipo de conductas pueden derivar en serios inconvenientes en su entorno por lo que terminan llevando una pesada carga.
Estas personas suelen no sentirse completas y permanecen en la búsqueda afuera de algo que deben manejar por dentro.
Al contrario, las personas que saben comunicarse, que son empáticas y resilientes, a menudo generan grupos de apoyo que le permiten obtener la información que requieren y alcanzar el éxito en la tarea asignada.
Esas personas poseen habilidades socioemocionales. Son aquellas que les permiten entender y regular sus propias emociones.
Estas habilidades nos permiten conocernos a nosotros mismos, con conciencia de nuestras fortalezas y áreas de oportunidad. Nos dotan para la vida.
Hay estudios que plantean que podemos tomar miles de decisiones al día. Desde las más pequeñas, como definir si nos tomamos un café o no. Significa que es algo asociado a nuestra cotidianidad, sin siquiera darnos cuenta.
Entonces, si somos capaces de tomar decisiones acertadas, comunicarnos asertivamente, centrar nuestra atención en objetivos concretos; estamos más cerca de lograr ese equilibrio que se traducirá en éxito académico, profesional y laboral.
Según el informe de la OCDE, del año 2015, los niños y jóvenes necesitan una dotación equilibrada de habilidades cognitivas, emocionales y sociales para lograr resultados de vida positivos.
Este informe apunta que la manera más efectiva de desarrollar estas habilidades es en la escuela, con docentes preparados para intervenir y promover actividades con ese objetivo.
Entonces, sabiendo esto, ahora que nos toca regresar al colegio de modo presencial, es muy importante determinar a qué es a lo que vamos.
Aprendimos a desarrollar las habilidades cognitivas de nuestros estudiantes, estando a distancia. Nos hicimos, junto a ellos, competentes para lograrlo.
Sin embargo, al preguntarles acerca de qué es lo que más les hace falta y que han extrañado durante el confinamiento, se refieren con frecuencia a las actividades que tienen que ver con la interacción con los demás.
Es allí entonces donde debemos enfocarnos. Todos ganamos más competencias con la pandemia. La cuestión es saber identificar cuáles son.
Veamos entonces la oportunidad de trabajar con nuestros estudiantes las habilidades socioemocionales y, algo muy importante, con esto ayudémoslos a adaptarse a un nuevo modelo educativo.
Ayudemos a esos niños y adolescentes a mejorar en su perseverancia, cooperación, autoestima y sociabilidad.
Formemos en ellos la conciencia social, la toma de decisiones responsable, la autonomía, la resiliencia y la autogestión.
Con seguridad serán ciudadanos más sanos y competentes en el futuro.
Emilia 🍎🍎🍎
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