Familia y colegio están vinculados y representan un pilar fundamental que da seguridad al centro de la labor educativa: el estudiante.

Familia-colegio
Vínculo familia-colegio

Por mucho tiempo los padres de familia hemos participado de manera eventual en el proceso educativo de nuestros hijos, garantizando sus rutinas y verificando sus resultados.

Sin embargo, hoy por hoy, se hace evidente que el acompañamiento en casa es determinante para conducir adecuadamente la formación y que debe ser más cercano.

Dicho sea de paso, la formación integral empieza en la casa y continúa en el colegio.

En este momento, los padres nos hemos convertido en los principales aliados del colegio por cuanto estamos llamados a promover la realización de las actividades en los tiempos y espacios adecuados.

Es importante evitar llegar a los extremos. Por un lado pensar que podemos hacer las actividades de los muchachos o, por el otro, sencillamente abandonarlos a su suerte.

El tiempo de calidad con nuestros hijos cobra ahora más valor.

Conversar con ellos sobre todas sus actividades, las escolares y las que no lo son.

Darles un consejo oportuno cuando lo solicitan o vemos que lo necesitan.

Motivarlos al logro de esos pequeños o grandes retos que se le presenten.

Darles una palabra de aliento o un espaldarazo cuando se equivocan, haciéndoles ver que así también están aprendiendo y que eso es parte de la vida.

El vínculo casa-colegio se hace más fuerte si ambos hablan el mismo idioma, si están alineados en los medios para conducir la formación.

Cada colegio tiene su filosofía y sus principios pedagógicos.

Una vez que inscribimos a nuestros hijos, estamos en concordancia con sus propuestas y metodologías.

Es por ello que, la palabra clave es «confianza».

Confiar en que el colegio que hemos escogido para nuestros hijos está haciendo lo mejor posible para hacerlo un mejor ciudadano.

Por otra parte, un proceso determinante lo encontramos en la comunicación efectiva.

Es posible que el colegio no esté funcionando como esperamos, y errar es de humanos. De la misma forma, pueden estar haciéndolo tan bien que superen nuestras expectativas.

Entonces, sea cual sea el caso, ¡comuniquémoslo! Busquemos los canales regulares para hacerlo.

Lo importante es hacerle ver al otro cuál es nuestra perspectiva y buscar la manera de llegar juntos a acuerdos que redunden en pro del bienestar de nuestros hijos.

Recordemos que nuestros muchachos sí están aprendiendo. ¿Qué es diferente? Sí. Lo es, pero están preparándose para ser cada día más resilientes, proactivos y críticos.

Entonces, ¿Cómo apoyamos los padres de familia?

✔ Aportemos ideas constructivas a las autoridades del colegio, implementemos buenas prácticas y siendo partícipes de las actividades de formación propuestas por la institución.

✔ Aseguremos en la casa las rutinas tan necesarias para nuestros hijos en edad escolar.

✔ Los horarios de sueño y de comida son muy importantes. Los momentos de conexión, frente a las pantallas, deben ser bien administrados, es útil tener un horario para hacerlo.

✔ Incluso, la vestimenta debe ajustarse al trabajo escolar. Promovamos el uso de la indumentaria apropiada que les haga sentir que no están de vacaciones. Ayuda salir de la pijama.

✔ Un espacio apropiado para el trabajo escolar facilita que el estudiante contextualice y se concentre mejor en sus deberes del colegio. Por otra parte, ayuda a evitar la interferencia que se pueda generar con las actividades de los otros miembros de la familia.

La educación está en plena revolución y, la buena noticia, es que somos parte de ella.

Vivamos este momento como una oportunidad de encuentro con la segunda casa de nuestros hijos, mostrando la mejor disposición a adaptarnos a las diferentes modalidades que se están implementando.

Colaboremos activamente con las instituciones educativas para dar el giro que se necesita para formar mejores ciudadanos del mundo.

Emilia 🍎🍎🍎


Emilia Montero

Docente de vocación, emprendedora y formadora innata. Siempre de la mano de la actualización, la estrategia parte de ponerse en los zapatos del otro y ser empático. ¡Vamos por más!

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