Hace un tiempo, cuando se desató la migración masiva en nuestro país, resentimos en el colegio que una elevada cantidad de docentes decidieron dejarnos.

En ese momento, se generó un déficit importante en todos los niveles de la institución.

Formar docentes
Formar docentes

Conversando con las coordinadoras de cada uno de ellos, vimos que había que salir a buscar gente preparada en educación dentro de las universidades.

La primera respuesta fue abrumadora, el número de estudiantes o próximos a egresar de nuestras escuelas de educación era prácticamente nulo.

De este modo, descubrimos que la respuesta a este problema, que amenazaba con ser cada vez mayor, estaba en ocuparnos de formar gente.

Pero la formación no sería sólo en el plano académico. La formación tenía que empezar por lograr que asumieran a la institución como suya y se comprometieran con ella.

Había que comenzar por lograr que se identificaran, que se alcanzaran un verdadero sentido de pertenencia.

De este modo, iniciamos un camino de formación que ejecutamos a la medida de nuestras necesidades.

Ese sentido de pertenencia partía del hecho de comprender nuestra filosofía como institución educativa y el ideario que marca la pauta que nos define.

Igualmente, al poner atención en que el docente es, primero, un ser humano, hicimos énfasis en su emocionalidad. Como para tantos venezolanos, la carga del día a día es pesada.

Vimos necesario incorporar actividades de formación orientadas a equipar a los docentes con herramientas que le permitieran manejarse de modo que pudieran trabajar en un ambiente de paz y serenidad.

Luego, había que ocuparse de lo académico, todo eso de lo que comentamos en este blog y que llena el proceder del docente en el día a día. Pasa, entonces, por los principio de nuestro modelo pedagógico.

Comenzamos a integrar en ese plan de formación, entre otros elementos, lo referente al enfoque por competencias, diferencias individuales, metodologías activas, uso de la tecnología, evaluación de los aprendizajes.

Surgió la necesidad y nos enfocamos en formar docentes a la medida de nuestra institución.

En ese caminar descubrí, la enorme riqueza de hacerlo.

Hace un tiempo mi papá me dijo: «contribuye a formar a los demás con lo que has aprendido».

Y eso comencé a hacer.

Desde ese momento, he descubierto un camino de crecimiento que va más allá de lo que puedo investigar en un libro o en un artículo de Google.

La riqueza del intercambio de ideas, del espacio para compartir con otros en debates de altura, la voluntad de poner un granito de arena para mejorar el proceso educativo.

Hoy por hoy, agradezco a Dios la oportunidad de hacerlo y de apasionarme como lo hago.

Agradezco a todas aquellas personas que me han animado a formarme y que disfrutan conmigo cada encuentro de formación.

La meta es acompañar a otros a descubrir que la actualización docente es necesaria y que es debe ser parte de nuestra cotidianidad.

Es así como, una ruta de crecimiento es hacer comunidades de formación, empleando los medios de los que cada uno disponga.

Es un mundo apasionante, de contante descubrimiento y reinvención.

Así es como veo la profesión del docente de hoy.

¿Qué dices? ¿Nos unimos y hacemos comunidad juntos?

¡Te invito!

Emilia


Emilia Montero

Docente de vocación, emprendedora y formadora innata. Siempre de la mano de la actualización, la estrategia parte de ponerse en los zapatos del otro y ser empático. ¡Vamos por más!

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