Aprendizaje a distancia
Aprendizaje a distancia

Es una frase recurrente, relacionada con el aprendizaje, que han usado algunos padres durante este periodo de confinamiento.

Analicemos un poco la razón de esta aseveración.

La escuela tradicional está caracterizada por la presencialidad.

Las clases presenciales tienen una dinámica que consiste en que el docente se encuentra a cargo del salón de clases e imparte una serie de contenidos, mediante la estrategia que más se ajuste a su grupo de alumnos.

Esta forma de educar implica, además, interacción personal entre el docente y sus alumnos y entre los alumnos mismos.

Los programas que conforman este plan de trabajo han tenido que ser reestructurados, tomando como referencia una lista de prioridades basada en lo que realmente necesita el estudiante para pasar al grado superior.

Durante toda nuestra vida la educación se basó en contenidos.

Es decir, la planificación del docente estaba diseñada sobre una lista de temas, distribuidos a lo largo de su escolaridad.

Muchos de ellos repetidos o irrelevantes para el desempeño futuro del estudiante.

La novedad es que, dado que la forma de enseñar cambió, esos contenidos tuvieron que ser revisados y necesariamente pasaron a un segundo plano.

Aún la prioridad de los docentes está enfocada en cómo hacer para llegarle más a sus estudiantes.

En ese buscar y formarse, los mismos docentes se enteraron de que ciertas habilidades, tanto de ellos mismos, como de los estudiantes, estaban siendo desarrolladas.

¿Qué hicieron?

Por ejemplo, los maestros empezaron a enviar «tareas»a la casa.

Sobre ello se concretaron decenas de inquietudes. ¿Estarán haciendo la tarea solos? ¿Entenderán lo que deben hacer? ¿Cómo voy a comprobar si están aprendiendo?

Son preguntas que aún hoy no tenemos completa certeza de cómo responder pero lo que sí está quedando, cada vez más claro, es que aquellos estudiantes más autónomos, fueron más eficientes ante el reto.

Tuvieron que desarrollar la habilidad para gestionar su tiempo, para comunicarse acertadamente.

También se prepararon para investigar sobre lo que no les quedaba claro, para construir sus propios discursos, para manejar nuevos recursos digitales, en fin…

Debieron interpretar las expectativas de los docentes para elaborar la actividad solicitada, en base a pautas que no siempre tenían la forma de repasar con ellos.

En ese sentido, necesitaron hacerse más creativos.

Hay una lista importante de habilidades que están aprendiendo los alumnos desde el preescolar hasta los últimos grados del bachillerato.

Entonces, ¿el aprendizaje es nulo?

Sí están aprendiendo. Sólo que de manera diferente y en habilidades más evidentes ahora.

Los contenidos de gramática, álgebra, geografía y física están siendo usados por los maestros para desarrollar esas habilidades.

Mientras investigan cuál es el procedimiento para resolver un ejercicio de polinomios, están discerniendo cuál es el video de you tube que lo explica mejor o cuál es el ejercicio más completo que incluya todos los pasos.

Están construyendo argumentos para tomar la decisión que les permita ser más exitosos.

Están autorregulando su proceso de aprendizaje y llevando un proceso de reflexión acerca de cómo y cuánto han avanzado.

Estamos ante una generación que se está adaptando a los cambios y está proponiendo nuevos paradigmas.

La invitación es, como padres y como docentes, a abrirnos a este cúmulo de posibilidades.

Nuestros hijos, independientemente de su edad, sí están aprendiendo, sólo que de manera diferente.


Emilia Montero

Docente de vocación, emprendedora y formadora innata. Siempre de la mano de la actualización, la estrategia parte de ponerse en los zapatos del otro y ser empático. ¡Vamos por más!

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