Escoger entre competencias o contenidos, es una disyuntiva que luce innecesaria.

Competencias vs. contenidos
Competencias vs Contenidos

Las primeras, las competencias, relacionadas con el conjunto de habilidades tan necesarias en los seres humanos para afrontar los retos de la vida cotidiana, resultan de gran importancia para lograr un proceso de aprendizaje realmente significativo.

Ese aprendizaje significativo implica, entre otros elementos, que el alumno haga suyo lo que aprende de modo tal que pueda relacionarlo con experiencias previas y lo emplee cada vez que lo requiera pues permanece en su esquema cognitivo.

No se trata sólo de decir que se va a trabajar por competencias.

Se trata de un cambio de pensamiento. Implica deslastrarse de la antigua forma de aprendizaje a la que todos estábamos acostumbrados, basado en el manejo de información de manera secuencial (en el mejor de los casos).

Apropiarse del concepto de competencia, es vital para que un docente comprenda la necesidad de su adaptación a un enorme cúmulo de oportunidades de formación para sus estudiantes.

El punto de partida radica en el hecho de que el estudiante es el centro de la formación pero, no sólo para recibir una información que, además ya se encuentra disponible en infinidad de páginas web, sino para, desde sus potencialidades, conducir sus inquietudes y llevarlo a su desarrollo personal y profesional.

Trabajar por competencias, es mucho más que escribirlas en una planificación, pasa por valorarlas durante el proceso de formación del estudiante. Pasa por priorizarlas al desear, para él, que adquiera esas habilidades que le permitirán adaptarse en un mundo cada vez más competitivo.

Sin embargo, es imposible que pensemos en divorciar a las competencias de los contenidos.

¿Cómo lograr competencias si no usamos los contenidos como el medio para lograrlo?

La didáctica de la clase siempre se basará en temas específicos para trabajar.

El secreto radica en entender que no queremos sólo que el estudiante aprenda sobre un determinado contenido, como por ejemplo, la existencia de cinco océanos en el planeta tierra.

Es más importante ver que, a medida que se apropia de esta información y la hace parte de sus conocimientos, será capaz de ser empático, trabajar en equipo, unir ideas coherentemente, colaborar con otros para la elaboración de una maqueta, comunicarse asertivamente… en fin.

A la vez que se desarrolla una clase sobre un contenido específico, la idea que subyace a este evento es que el alumno se prepare para utilizar la información que se está manejando para desarrollar, sobre todo, habilidades blandas, los cuales le harán mucho más apto para alcanzar niveles de exigencia cada vez mayores.

Es un reto el cambio de pensamiento. Sin dudas. Durante toda nuestra vida aprendimos tratando de almacenar información con una actitud pasiva en nuestros pupitres.

La invitación es a comenzar a hacer el cambio de paradigma, viéndolo como un proceso sistémico, que implica muchos factores y que se da de modo gradual.

Es momento de prepararnos para tener la oportunidad de sacarle el mayor provecho a las fortalezas de nuestros estudiantes.

No se logra de un día para otro, es cierto. Sin embargo, basta, en un primer momento, con abrir nuestra mente a esta nueva manera de ver la educación.

Es nuestra responsabilidad como docentes de vocación salir al paso de la innovación, siempre, por supuesto, de la mano de los principios éticos y de los valores porque, esos, sí que no cambiarán.


Emilia Montero

Docente de vocación, emprendedora y formadora innata. Siempre de la mano de la actualización, la estrategia parte de ponerse en los zapatos del otro y ser empático. ¡Vamos por más!

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