El aprendizaje basado en problemas es un tipo de metodología activa que desarrolla múltiples competencias en el estudiante y lo prepara para su desempeño en el mundo real.

Aprendizaje basado en problemas
Aprendizaje basado en problemas

Puede definirse como una experiencia pedagógica de tipo práctico, organizada para investigar y resolver problemas
vinculados con el mundo real, la cual fomenta el aprendizaje activo y la integración del aprendizaje escolar con la vida
real, desde una perspectiva multidisciplinar (Díaz Barriga, 2006).

El rol del docente

Es el de guiar el proceso de creación de una idea, partiendo de una situación problemática y generando un ambiente de aprendizaje apto para que ocurra un proceso de investigación y, en el camino, el estudiante se vaya apropiando de la información a la vez que desarrolla diversas habilidades casi de modo inconsciente.

Su guía nace de un auténtico acompañamiento mediante la provisión de lineamientos claros como punto de partida y la formulación de preguntas que promuevan la reflexión profunda. ¿Por qué ocurre?, ¿qué se pretende con esto? ¿Cómo se demuestra?, son algunos ejemplos.

El aprendizaje basado en problemas ofrece una serie de ventajas.

Siendo parte de las metodologías activas para el trabajo en el aula, pone en evidencia al estudiante como protagonista y responsable de su propio aprendizaje, a través de la implementación de prácticas que exijan de su proactividad y creatividad.

Promueve el aprendizaje desde la motivación del que aprende. Lo ubica en su entorno real y le anima a buscar soluciones viables para la resolución de situaciones que pueden impactar su entorno real.

Estimula que los alumnos de todas las edades se involucren en el aprendizaje, debido a que tienen la posibilidad de interactuar con la realidad y observar los resultados.

Ofrece a los estudiantes la posibilidad de encontrarle el sentido a lo que aprenden. Responder a preguntas como, ¿para qué me sirve aprender esto?, ¿cómo se relaciona lo que hago en el colegio con lo que haré después?; alcanzan gran valor por cuanto es de lo que más se escucha en las aulas de clase y son una evidencia de falta de motivación.

Lleva a los estudiantes a un pensamiento crítico, a un criterio profundo para discernir acerca de fuentes de información. Los hace más creativos y proactivos. Todas estas habilidades blandas, tan importantes en los tiempos que corren.

Permite que el estudiante autogestione y evalúe su aprendizaje, ya que provee espacio orientado a la generación de sus propias estrategias para la definición del problema, establecimiento de objetivos, búsqueda de información, análisis de datos y elaboración de conclusiones.

El aprendizaje se construye haciendo, ya sea en el espacio de la escuela o a distancia.

Desde la resolución de una situación problemática el estudiante se hace parte de ella y en su cerebro se llevan a cabo diferentes procesos cognitivos que van escalando en complejidad a la vez que son fijados.

Es importante colocar a los estudiantes frente a problemas relevantes, asociados de alguna manera a su entorno, lo cual despertará su interés y les mantendrá motivados en el trabajo.

Asimismo, esta experiencia puede ser muy valiosa para el trabajo colaborativo, dejando en evidencia la necesidad del aporte de todos para el logro de una meta común.

La educación del presente amerita el uso de este tipo de metodologías en el día a día de la realidad educativa, la invitación es a promover su implementación.


Emilia Montero

Docente de vocación, emprendedora y formadora innata. Siempre de la mano de la actualización, la estrategia parte de ponerse en los zapatos del otro y ser empático. ¡Vamos por más!

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