Ser mamá de un adolescente es de los roles que requiere más paciencia y es de los más demandantes que existen.
En mi trabajo me consigo a diario con situaciones muy diversas que dan pie a la reflexión de lo que debemos hacer los padres para ayudar a nuestros hijos y conducirlos por el camino del deber ser, siempre en función de nuestros propios principios y valores. Esto es un verdadero RETO.
Lo complicado con los adolescentes…
Lo más difícil, según he visto y vivido en mi propia experiencia como madre, es lograr el equilibrio entre mis convicciones, arraigadas a partir de mi formación de hogar, y la influencia del entorno que pareciera cada vez estar más descompuesto y más en contra de lo que estamos acostumbrados a ver.
No se trata de ser inflexibles, cuando de adolescentes se trata, tampoco de fungir como una pared a la que es imposible atravesar con razones. Se trata de hacerles ver que el respeto, la responsabilidad y el honor; representan ejes transversales que deben marcar nuestra conducta, sea cual sea el medio en el que estemos.
Sólo así nuestros hijos podrán salir adelante y sortear los embates de la vorágine que nos toca enfrentar cada día. La comunicación de los padres con los hijos, la figura de una familia estable y armónica, son lineas duras que delimitan las fronteras entre lo bueno y lo que no lo es.
Es sólo una etapa…
¡Gracias a Dios que es así! ¿Se imaginan que la adolescencia fuera eterna? Nadie sobreviviría. La mezcla de hormonas y emociones los vuelven locos a todos, tanto al propio adolescente como al que tienen cerca. Sin embargo, como no es eterna, justo por eso, hay que aprovecharla.
La comunicación es clave. Se requiere la presencia PERMANENTE de los padres y maestros. Los primeros para formar y los segundos para apoyar en esa formación.
A los adolescentes hay que tratarlos con amor, colocarse en sus zapatos y establecer relaciones empáticas. Eso es parte de lo que necesitan.
La formación en valores viene de casa.
¡Eso es así! La escuela sólo la refuerza y la colectiviza haciendo fuertes los nexos entre pares y trabajando con el ejemplo dado entre todos.
«No porque el otro se tire por el barranco el también lo hará». Esa decisión debe tomarla el adolescente. Sin embargo, necesita bases para lograrlo. ¿Y quién se las da? Su familia.
Entonces, ¿nos damos cuenta de que esta etapa es vital para que nuestros hijos adolescentes estén bien orientados a tomar decisiones asertivas?
A los adolescentes hay que amarlos. E.M.
Acompañemos como debe ser a estos seres maravillosos que tienen tanto para dar y que nos enseñan tanto con su proceder.
Son seres humanos ávidos de ser guiados y de tener límites.
Aprovechemos entonces de modelarlos, más temprano que tarde lo agradecerán.
¿Me dejas tus comentarios? Seguro todos tenemos un testimonio que dar.
Saludos!!!
Emilia
1 comentario
Arthur · septiembre 5, 2018 a las 6:55 pm
Que eres brillante en todo lo que haces y todo lo que representas. Cada día vas más firme en tu convicción de hacer del mundo un mejor lugar para todos